ULTRAMAR Magazine: Momias de Guanajuato en el cine de Werner Herzog

30 de octubre de 2013

Momias de Guanajuato en el cine de Werner Herzog



La primera vez que vi Nosferatu: Phantom Der Nacht, de Werner Herzog, me pareció sumamente familiar el aspecto de las momias que se muestran en su introducción y pensé que podrían bien ser las de Guanajuato, pero dado que la película se filmó en Wismar, me pareció poco posible y hasta fantasioso de mi parte. Pero hace algunos días que disfrutando del frío de Octubre volví a observar con detenimiento la misma escena, fue contundente: “yo conozco esas momias”, hay posturas y gestos, incluso vestigios de ropa y zapatos que son inconfundibles; la llamada momia más pequeña del mundo está bien ubicada, en los primeros segundos de la grabación, y recordé que antes de estar cada momia en una vitrina como actualmente en el Museo de las Momias a orillas de esa ciudad, se les ponía simplemente paradas a lo largo de un gran pasillo y eso es justamente lo que vemos en Nosferatu.    
Entonces vienen una serie de interrogantes al respecto, ya que la película se hizo en 1979 en Wismar y el equipo viajó hasta Rumania para grabar efectivamente en Transilvania, y se supone que tan sólo cinco días después la misma producción estaría grabando Woyszeck, otra película también protagonizada por Klaus Kinski ¿En qué momento se grabaron las momias? Sin embargo no es eso exactamente lo que llenó mi mente cuando las vi en pantalla, sino lo extraño del reconocimiento, sin duda que esos cuerpos secos que se exhiben poseen todavía restos de la personalidad aunque quede poca o nula información de quienes fueron. Esos cuerpos inconfundibles se han convertido en objeto de estudio, se dice que son únicas en su género y su momificación la hace la tierra de Guanajuato de forma natural cuando se entierran cuerpos directo y sin ataúd; tienen consistencias diferentes las que se empiezan a momificar en tiempo de frío que las que lo hacen en tiempos más cálidos.  



La narrativa que se construye como si hubiesen muerto y captado una gesticulación, la da la cámara haciendo parecer que se encuentran en unas catacumbas, es un elemento principal de este doble homenaje que hiciera Herzog a la novela de Bram Stoker y a la película silente de Friedrich Wilhelm Murnau. Por otra parte varios datos curiosos rodean la filmación, ya que se dice (según Wikipedia) que muchas de las ratas usadas eran blancas y pintadas de gris, además se tenía una población de 11, 000 que se salió de control llegando a 30, 000, y que por semanas los niños de Delft faltaban a clases pues había recompensa de cinco florines por la caza de los roedores.    

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